Toda mujer es un misterio por resolver, pero ninguna mujer le oculta nada a un amor verdadero. El color de su piel nos indica como debemos proceder, si posee el tono de una rosa en primavera, suave y pálida, hay que acariciarla para que abra sus pétalos con el ardor del sol. Y la piel pálida y pecosa de una pelirroja, evoca la lujuria de una ola que rompe en la playa. Removiendo lo que yace debajo y haciendo emerger el espumoso deleite del amor. Aunque ninguna metáfora describe con justicia el hecho de hacer el amor con una mujer, la analogía más próxima sería la de tocar un instrumento musical poco común. Me pregunto si un violín stradivarius siente el arrebato del violinista cuando éste extrae una sola nota perfecta de su corazón

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