No te conozco, pero cuando te veo es como si te conociera de toda la vida. Y en realidad es así. Estas cada día en mis pensamientos y en mis sueños, por la noche. Imagino cada letra que forma tu nombre, cada una de diferente color, textura... Y así, repito la secuencia unas mil veces. Imagino tus ojos mirándome fijamente, diciéndome lo que necesito saber, sin necesidad de que murmures una palabra. Imagino tu aliento en mi oído, susurrándome palabras difíciles de entender. Imagino, que cierras mis labios con ese beso que me lleva a rozar con la punta de los dedos las nubes más altas del cielo. Que triste, todo esto es producto de mi imaginación. Son sueños que no se harán realidad, ilusiones que no se cumplirán...

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